El líder en tiempos difíciles

Con la que está cayendo, estaremos de acuerdo que en estos momentos estar al mando de un gobierno es una faena complicada e ingrata. Hace unos años parecía que no era tan difícil, cada presupuesto era mejor que el anterior, la construcción daba buenos ingresos a las administraciones; era imposible imaginarse que algún día todo eso se acabaría. Pero ese día llegó. La orgía en la que todos estábamos inmersos nos ha traído fuertes quebraderos de cabeza que, al fin y al cabo, somos los ciudadanos quienes más los padecemos. A mucha gente nos cuesta entender el funcionamiento de los mercados y las políticas de ajuste después de una larga época de bonanza. Los barómetros del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) son una buena herramienta para analizar la realidad del país, sus preocupaciones y problemas. Con los datos más recientes y el histórico de años anteriores, se ve claramente cómo ha evolucionado la sociedad. He consultado el barómetro del pasado mes de ocubre dónde se refleja los tres problemas que afectan más a las personas; en primer lugar está el paro (46%), seguido de los problemas de índole económica (40%) y la clase política (8%). En la encuesta del 2003, también aparece el paro como principal factor, pero con un porcentaje menor (28%), seguido de la inseguridad ciudadana (39%) y los problemas económicos (15%).

La crisis económica es el motivo principal que provoca preocupación y malestar en la sociedad, pero cabe destacar la inquietud general que despierta la política, y más en una época en que la tecnocracia se impone. El debate sobre técnicos o políticos está ocupando páginas de periódicos y minutos en televisiones de todo el mundo. Por eso, ahora más que nunca, hacen falta gobiernos fuertes que lideren los países sin que sean apartados por no haber tomado las decisiones que correspondían. Los tiempos difíciles, como el actual, requieren de un esfuerzo notable para salir adelante ante los retos que nos presentan, aquí es cuando un mandatario tiene que convertirse, más que nunca, en un líder. Para ello no lo tiene nada fácil; necesitará visión, estrategia, conocimiento y comunicación para llegar al éxito. Se tendrá que atrever a tomar decisiones que podrán afectar a corto plazo el bienestar individual o colectivo, un aspecto que para un partido político puede repercutirle negativamente en las urnas. Por eso, una de las tareas más difíciles para los líderes es movilizar a la gente para que se adapte a las circunstancias. No es nada sencillo cuando muchas de las convicciones más profundas son cuestionadas y no sabemos del cierto si lo que tenemos que hacer llegará a solucionar el problema.

En los últimos meses, los medios de comunicación no paran de hablar sobre los recortes que están haciendo los gobiernos para frenar los elevados déficits de las administraciones. En España, el presidente saliente no ha sabido liderar la situación y el presidente entrante aún no ha dado ningún paso. Ante este panorama, solamente ha habido un político que ha liderado la coyuntura, que a mi parecer es Artur Mas. Al President no le ha tocado mandar en el mejor momento de los que podría haber tenido, pero aún así los intereses de país los ha puesto por delante de los suyos como directivo de Convergència i Unió. No quiero valorar si algunas decisiones que ha tomado son mejores o peores, mi intención es centrarme en su liderazgo. La posición de Mas se tiene que entender desde la vertiente nacionalista, es decir, el President de Catalunya, sin esperar que el gobierno central le dé directrices, toma el mando y decide ejecutar los consejos económicos de la Unión Europea para terminar cumpliendo con el déficit. De momento, ha sabido comunicarlo a sus ciudadanos, sino CiU no hubiese ganado las Elecciones Generales, y aunque el mensaje se ha entendido, no ha conseguido adaptarse plenamente. Quedan por delante algunos duros años que dificultará la legislatura, pero si Mas acierta con el camino que ha elegido y consigue que le entiendan, saldrá muy reforzado. Como dijo el filósofo Peter Kreft: “los tiempos malos son para la gente buena”.

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