Más partidos que nunca

Las Elecciones Generales del pasado domingo han dado dos hitos históricos en la democracia española. Por un lado, el Partido Popular ha conseguido su mejor resultado que le da una mayoría holgada con el camino libre para gobernar. Y por otro, en el Congreso de los Diputados habrá más partidos que nunca. Precisamente quiero centrarme en este aspecto, el auge de los minoritarios frente al bipartidismo que ha quedado relegado. En total la nueva legislatura tendrá 13 siglas diferentes, una cifra que supera cualquiera de las anteriores, incluida en la transición. Es verdad que el PP ha ganado los comicios, pero debido a la debacle del PSOE que ha perdido más de cuatro millones de votos que se han repartido entre grupos como IU (de dos han pasado a once escaños) y UPyD (de uno a cinco).

El descenso de los socialistas ha dividido el voto de izquierdas y ha dado aire a los partidos minoritarios, los cuales han sabido estar ahí para recoger la desafección hacia el partido mayoritario. UPyD ha hecho una buena estrategia de comunicación durante los últimos años, el descontento de la ciudadanía con el sistema político y el desgaste que ha provocado la crisis económica al Gobierno, le ha servido para posicionarse como la alternativa al bipartidismo. La fundadora y líder de la formación, Rosa Díez, se ha rodeado de un equipo mediático y funcional que ha sido clave para hacer llegar el mensaje a todos los rincones de España. Dos elementos clave que han utilizado durante la campaña han sido la presencia y buen dominio de las redes sociales  -UPyD ha sido muy ciberactivo-, y a través de su slogan “Cada voto vale” han sabido transmitir una idea clara a la población española que buscaba una alternativa al bipartidismo.

Izquierda Unida ha concentrado sus esfuerzos en ser el partido que más conectase con el movimiento del 15-M, y no les ha ido mal. Su slogan “Rebélate” lo decía claramente, el mensaje de su número uno, Cayo Lara, coincidía con los argumentos de los indignados. Como quien dice, a IU ya le habían hecho parte del trabajo, sólo tenía que subirse al carro para conseguir esos votantes. Además, la formación supo jugar bien sus cartas para recoger la indignación de los artistas e intel·lectuales descontentos con Rodríguez Zapatero, y los unió a la causa a través de una plataforma de apoyo. Una jugada maestra que dejó cojo al PSOE.

En el País Vasco el panorama electoral ha dejado al límite el grupo parlamentario del Partido Nacionalista Vasco. La aparición de Amaiur, con siete escaños en el hemiciclo, ha movilizado el voto independentista de Euskadi que se quedaba en el sofá. Esto pone en una situación delicada al PNV que hasta ahora era la cuarta fuerza del Congreso. El grupo nacionalista ha pasado a la séptima posición con cinco escaños, por eso tendrá que hacerse un hueco entre el bipartidismo y el independentismo vasco. Además, ante el fin de la banda terrorista ETA quedó relegado a un segundo término que provocó una puesta en escena entre el presidente del PNV y el presidente del Gobierno español para recuperar el protagonismo. A partir de ahora, las cosas en Euskadi no serán fáciles para los nacionalistas.

Las Elecciones Generales del 2011 han traído muchos cambios para todos los partidos. Ha quedado en evidencia que el sistema electoral español no es justo, dicho de otra manera, la representación en la cámara baja no se basa en el número de votos sino en las circunscripciones. El ejemplo lo tenemos con Equo que se ha quedado fuera del parlamento con más de 215.000 votos, y su colega Compromís con 125.000 votos ha obtenido un representante. Por no hablar de Amaiur que con 333.000 votos ha llegado a los siete diputados y UPyD con más de un millón de papeletas ha tenido cinco representantes en la cámara.

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