La Catalunya independentista va cogiendo fuerza en el panorama político actual. Después de la edición de este domingo del programa Salvados en que Jordi Évole entrevistaba a Jordi Pujol, se ha abierto la caja de pandora del independentismo catalán ante la opinión pública. Por primera vez un político clave en la transición democrática española ha expresado su malestar por la relación a la que ha llegado España con Catalunya. El Pujol moderado que siempre ha defendido los lazos con el estado peninsular para el beneficio colectivo ha dado paso a un Pujol desilusionado con todo lo que ha defendido hasta ahora, que sólo ve en la independencia la solución para preservar la cultura catalana.
En estas líneas no quiero hablar de si Catalunya debe o no separarse del estado sino de cómo está penetrando el discurso independentista entre los ciudadanos catalanes. El exPresident de la Generalitat en el programa de Évole ha expresado un sentimiento que cada vez despierta más defensores. Los catalanes saben que ir contra ellos vende en el resto de España, así lo han demostrado en numerosas elecciones los dos principales partidos PSOE y PP. Además, consideran que reciben un trato injusto en inversiones para la autonomía cuando es la más solidaria a la hora de pagar impuestos a Madrid. Por todo esto que se cuenta en la entrevista con Pujol y más, los argumentos para defender la soberanía catalana van calando entre la población.
El tema de la independencia ha ido marcando el discurso político de los últimos tiempos en Catalunya. El reclamado pacto fiscal por Convergència i Unió es un ejemplo de discurso soberano que va penetrando hasta los rincones ideológicos más recónditos, ni los socialistas ni los populares se pueden negar a pedir un trato más justo. CiU ha sabido marcar la agenda con éste tema en las pasadas elecciones del Parlament. La formación nacionalista siempre se ha caracterizado por saber introducir los temas que deben preocupar tanto a su gente como la que no lo es. El President Artur Mas ha conseguido que el pacto fiscal sea un marco defendido por la mayoría de catalanes, para ello tiene la lógica y la justícia de su parte.
Durante la campaña electoral de las Generales, CiU se volvió a lanzar a la piscina proponiendo como tema estrella el proyecto económico similar al de Euskadi, y más si las encuestas daban como amplio ganador al Partido Popular. La situación no iba a ser fácil, más bien todo estaba y está en contra para conseguirlo. La credibilidad de la Generalitat está en juego si no recibe un trato favorable para mantener lo escrito en el Estatut d’Autonomia. La economía de Catalunya hace aguas, ésta crisis ha dejado en evidencia que es necesario el proyecto fiscal de Mas para asegurar el castillo de naipes con el que hemos creído vivir los catalanes. Pero el mensaje es claro: si no se consigue habrá que buscar la vía que no haga desaparecer la identidad catalana.
El President se enfrenta no sólo a alcanzar el pacto fiscal, sino que deberá crear en la mente del electorado el paso definitivo para tener un estado propio si la Generalitat no obtiene un buen trato del gobierno de Mariano Rajoy. CiU ha ido marcando el timing con astucia para llegar a cumplir objetivos de país, Mas tiene claro que ahora no es el momento de hacer un referéndum por la autodeterminación porqué seguramente lo perdería. Ahora es el momento de trabajar poco a poco como ya está haciendo para conseguirlo en un plazo no muy lejano. En su momento, Jordi Pujol supo trabajar muy bien el marco mental de Catalunya como país, hasta los inmigrantes recién llegados sentían que estaban en algo más que una autonomía de España -en gran parte también por el pasado histórico-. Mas tiene una dura tarea para convencer que si no se consigue el pacto fiscal será necesario coger la vía independentista. Si los ciudadanos valoran la posibilidad, puede que haya independencia.
