El presidente Barack Obama no tiene aún quien le haga sombra en las presidenciales. El único aspirante que podría verselas con el actual jefe del estado norteamericano sería el exgobernador de Massachusets Mitt Romney, según predicen la mayoría de encuestas. De los caucus republicanos de Iowa, su figura no salió reforzada al ganar sólo por ocho votos frente a Rick Santorum que quedó en segunda posición, y seguido de cerca por Ron Paul en tercer lugar. Aunque los tres sean republicanos, Santorum y Paul tienen mucho en común por estar próximos al movimiento extremista Tea Party, el primero defiende un conservadurismo moral y el segundo más libertario. Si estos dos decidiesen unirse en una única candidatura desbancarían al moderado Romney por no tener aún el peso del liderazgo republicano.
Siempre se ha dicho que para llegar a la Casa Blanca un candidato no debe tener un discurso extremista sino todo lo contrario. Los votantes situados más al centro que huyen de ese tipo de argumento son los que al final acaban por decantar la balanza hacia un lado u otro. Desde el principio Mitt Romney ha sabido mantener un mensaje prudente ante sus colegas que han sacado la religión, la familia y la moral tanto para combatir entre ellos como contra el gobierno de Obama. Los alegatos de Romney principalmente se han dirigido al que será su principal contrincante en las presidenciales, desde el inicio ha querido equipararse al Presidente de los Estados Unidos con temas más legislativos sin atender demasiado a sus adversarios de partido. Romney responde a un perfil ideológico muy parecido al de John McCain, solamente así podrá tener posibilidades reales de hacerse con una parte del voto demócrata y llegar al despacho oval. Su discurso le ha dado cierta credibilidad como candidato, al fin y al cabo, acabará siendo el ganador de las primarias republicanas porqué sus rivales tienen demasiados defectos.
Trayectoria personal y profesional
Para entender el discurso de Mitt Romney hay que conocer su trayectoria personal y profesional. Hijo de quien fue gobernador de Michigan en los años 60 y presidente de la empresa automovilística American Motors, el candidato republicano trabajó en consultorías del sector privado hasta que fundó la compañía de capital de riesgo Bain Capital. Se encargó de levantar los Juegos Olímpicos de Salt Lake City cuando se encontraban perjudicados por escándalos de corrupción y además sufrían una fuerte crisis financiera, lo que le dio un gran reconocimiento por la buena labor conseguida. Esa popularidad le abiró las puertas a la política y no lo dudó ni un segundo para presentarse como gobernador de Massachusets, un estado más demócrata que republicano, y ganó. Durante esos años redució el déficit presupuestario sin subir los impuestos, impulsó un programa de becas en educación y aprovó una ley para la cobertura médica de los ciudadanos que no tenían seguro. Estuvo sólo cuatro años en el cargo, lo dejó para abrirse camino hacia la Casa Blanca y presentarse en las primarias para las elecciones presidenciales de 2008.
Romney ya despuntó en las anteriores primarias republicanas, su candidatura era la que contaba con más organización y financiación. Ganó en once estados pero John McCain le pasó por delante en el resto. Ahora ha vuelto con más fuerza, cuenta con experiencia, una planificación bien controlada y el dinero suficiente para llegar a todo el territorio. Su pragmatismo está medido y calculado por un equipo de asesores que lo han “presidencializado” en todo momento. La condición de mormón y multimillonario lo acerca a las bases conservadoras pero su pasado moderado lo debilita frente a sus adversarios, por eso ha tenido que vestir las ideas tecnócratas de argumentos más derechistas. Lo que le falta a Romney es levantar pasiones como hizo y volverá a hacer Obama, para ganar tiene que saber motivar tanto a su electorado como al indeciso. Veremos como evolucionan las primarias, Romney es el favorito pero aún no está claro quien va a ponerle las cosas difíciles en su partido.
