La victoria envenenada de CiU

El Govern de Convergència i Unió ha cumplido su primer año al frente de la Generalitat de Catalunya. En el transcurso de todo este tiempo, los ajustes económicos han protagonizado la actualidad política del ejecutivo sin que se haya visto desgastado. La encuesta de La Vanguardia publicada ayer así lo confirma, pero también lo corrobora el resultado electoral de los comicios legislativos del pasado noviembre. De los datos de dicha encuesta destaca que el único cargo aprobado es el del President Artur Mas, lo que le sitúa en una posición de credibilidad y liderazgo que hasta ahora no hemos visto en ningún otro mandatario de la península. Mas le ha tocado gobernar en una de las peores épocas recientes del país y parece que de momento le está saliendo bien.

Uno de los motivos por el que el President no se ha quemado con las medidas de ajuste es por haberlas explicado con sinceridad y honestidad. Un mensaje entendido por gran parte de la ciudadanía que ha mostrado una madurez inaudita, consciente de la débil situación económica global. Tanto a la hora de ajustar el déficit público como cuando ha tocado explicar la cruda realidad, el Govern ha sido el primero de salir a la palestra y coger el toro por los cuernos; un ejemplo en el que Rajoy tendrá que fijarse. Por otro lado, Artur Mas ha mantenido un buen posicionamiento por la falta de una oposición fuerte en el Parlament debido a los errores del Partit dels Socialistes que aún es visto más como un problema que como una alternativa.

Pero no todo le puede salir bien al presidente catalán, los miembros de su equipo suspenden en las notas de la reciente encuesta. Hasta ahora todos ellos han pasado sin pena ni gloria ante las noticias económicas que han protagonizado páginas y minutos en los medios de comunicación. Algo no acaba de ir como debería en el Govern. El año 2012 tiene que servir para poner remedio al déficit con los últimos ajustes y dar un giro a las políticas restrictivas si no quieren perder toda la confianza que recibieron en las urnas. El President no puede basar su discurso en los recortes durante mucho tiempo más. Pero ojo también al argumento del pacto fiscal porqué puede pasarle factura. La mayoría absoluta del Partido Popular el 20N hizo que la victoria en Catalunya de CiU pueda estar envenenada.

Mientras los socialistas no se han recuperado de los últimos patacazos electorales, la federación nacionalista se la ve como la formación con más posibilidades para defender los intereses catalanes en Madrid. Su estandarte en las Elecciones Generales fue el pacto fiscal, aceptado y reclamado por la mayoría de electores y que se ha convertido en la principal reivindicación para negociar cualquier acuerdo futuro con el ejecutivo de Rajoy. Una apuesta que le honra por haberla defendido en campaña pero que puede llevarle a un callejón sin salida. Con ese discurso, CiU es consciente que ha empezado un camino sin retorno hacia la sobiranía de Catalunya, ya que si el PP no lo acepta tendrá pocas alternativas ante las aspiraciones de independencia económica.

El President Mas ha manifestado en más de una ocasión que si llega a un punto muerto con el pacto fiscal está dispuesto a convocar elecciones anticipadas. Él sabe que el mensaje independentista va calando en la sociedad catalana pero aún no está aceptado entre la mayoría, por eso sólo le quedaría preguntárselo en las urnas. Realmente, la situación es difícil y puede llegar a desarmar los marcos de país que se han ido creando en las últimas décadas para devolver al estado las competencias que han caracterizado el autogobierno de Catalunya. Refieriéndome a lo que decía unas palabras atrás, el camino ha empezado y no tiene doble dirección.

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