Quien no ha jugado de pequeño al teléfono roto, ¿os acordáis? Consistía en que un grupo de personas se iban pasando un mensaje de boca a oreja diciéndolo muy rápido y de la peor manera posible para que llegara distorsionado. Del mensaje original al que finalmente llegaba a la última persona no tenían nada que ver. Cada uno de los jugadores habían interpretado algo diferente. Entonces es cuando se producían mensajes estúpidos y sin sentido que provocaban las risas de todos. Debe hacer mucho tiempo que no hago el teléfono roto pero es como si estuviese jugando permanentemente cuando escucho a algunos de nuestros políticos.
Vivimos en la sociedad que más información genera de la historia y eso provoca que sea una época saturada de noticias. Cada uno de nosotros también creamos nuestras informaciones, sin ir más lejos a través de los blogs, y los partidos políticos son uno de los principales emisores de noticias. El estado democrático da pie a la política y genera tal magnitud que centra el contenido de la mayoría de medios de comunicación. Al coger un periódico generalista cualquiera, vemos la importancia con la que se trata desde la aprovación de una ley a lo que responde un político a otro. Durante la campaña de las Elecciones Generales 2011 los mensajes se han basado en las opiniones de unos y otros, del contenido de los programas de cada formación se ha hablado muy poco. Vende más las críticas, las réplicas y contrarréplicas que los hechos en si. Como en las revistas del corazón.
Aún con los medios que existen, hay grupos políticos, empresas y personas que no consiguen transmitir correctamente el mensaje por las interferencias que se producen, que pueden ser muchísimas. Del mensaje que se quiere emitir al que realmente llega a interiorizar quien lo recibe hay muchos pasos que dificultan la interpretación. Por eso, en todo plan de comunicación político y corporativo hay que definir muy bien a quien va dirigido lo que se quiere decir, pensar cómo se va a decir y de qué manera. En campaña hay momentos que la emoción y la situación pueden acarrear problemas, como las manifestaciones del candidato Josep Antoni Duran i Lleida contra el PER y los homosexuales. No es el caso, por ejemplo, de la polémica del spot del PSC sobre los recortes en sanidad, que muy probablemente buscaba destacar y llamar la atención. En los tiempos que vivimos, no creo que el responsable de la campaña socialista catalana lo haya dejado al azar.
Pero un elemento muy importante para conseguir transmitir correctamente un mensaje es que sea sencillo y de fácil comprensión. Y eso, al fin y al cabo, es lo que las personas interiorizamos mejor. Cuanto más simple y directa es una frase mejor la entenderemos. En ésta campaña todos los partidos han generado un mensaje claro que está por encima del resto:
– PSOE: “somos los defensores de los derechos sociales y el estado del bienestar”
– PP: “hace falta cambiar de gobierno para ir a mejor”
– CIU: “sin nosotros Catalunya está indefensa”
– UPyD: “la alternativa al poder bipartidista español”
– ERC: “Por la independencia de Cataluña”
– IU/ICV: “basta de recortes y de privilegios a los ricos”
Pocos se decantan en votar a un partido solo porqué están de acuerdo con uno o dos puntos de su programa electoral, es el conjunto lo que hace decantarse a la hora de elegir. Por eso, seguramente éste domingo muchos serán los que irán a votar con estos mensajes en la cabeza y según sus principios e ideologías escogeran la papeleta.