Ya está todo preparado para que esta medianoche empieze la campaña electoral de las Generales españolas. Según las encuestas que se han publicado en los últimos meses, el 20N habrá cambio de inquilino en la Moncloa. No obstante aunque Mariano Rajoy, el candidato del Partido Popular, parte con la ventaja de los sondeos, desde que su opositor del Partido Socialista, Alfredo Pérez Rubalcaba, ha sido elegido para enfretarse a él, la distancia que los separaba ha disminuido. De los 14 puntos de diferencia que daban los periódicos a Rajoy, Rubalcaba ha conseguido recortar hasta 7 puntos. El efecto Rubalcaba ha tenido sus frutos en la precampaña ante el liderazgo consumido del presidente Zapatero, pero sin poder liberarse de las cadenas de los últimos años de gobierno.
Está claro que el PSOE no es el favorito en estas elecciones. El peor panorama lo puede tener el día 21 de noviembre si el Partido Popular gana holgadamente consiguiendo la mayoría absoluta en el Congreso. El trabajo del equipo de campaña de Rubalcaba, con Elena Valenciano en la dirección, hace meses que ha empezado con el objetivo de romper los pronósticos que le dan a los populares más de 175 escaños. No es fácil convencer a los votantes si eres el candidato del partido que ha gobernado en la última legislatura y además en época de crisis económica. El sentido común dice que si los que han gobernado no han sabido solucionar la crisis, hace falta un cambio. Pero la realidad es que nadie tiene la solución.
La oposición siempre se friega las manos cuando aparece una crisis, sabe bien que cuando se le toca el bolsillo al votante hay cambio de gobierno. Rajoy ha sido paciente y ha esperado ver pasar el ataúd del adversario por delante de sus ojos. Mientras el equipo de Rubalcaba pelea para conseguir movilizar a su electorado y romper todas las estadísticas. Así es como podríamos definir lo que ha sido la precampaña de las Generales, unos se posicionan y se mojan ante temas destacados de la actualidad, los otros no quieren dar un paso en falso ante los buenos pronósticos y prefieren no dar pie a ninguna polémica. Sólo espero que en el debate cara a cara del próximo lunes veamos una buena sesión dialéctica de confrontación de sus respectivas propuestas.
Rubalcaba y Rajoy se conocen desde hace muchos años, los dos tienen un conocimiento político histórico que puede llevarnos a un debate muy interesante. Pero los dos no tienen el carisma y el liderazgo de sus predecesores Felipe González y José María Aznar, de quienes fueron sus segundos. La complejidad de la política hace que el PP gane en intención de voto pero su candidato suspenda en confianza, y el PSOE suspenda en voto cuando su candidato saca mejor nota. Estamos ante unas elecciones con otra falta de liderzago. Creo que hoy podemos pronosticar que la campaña estará basada en un PSOE guerrero que buscará despertar a su voto fiel y un PP que creará un ilusionismo optimista con la preocupación de lo que se va a encontrar cuando llegue al Gobierno. El objetivo de los dos partidos, al fin y al cabo, es el mismo: mantener al máximo lo que hemos conseguido durante los últimos años. Como dicen sus esloganes: pelear para mantener o cambiar para mantener.
